martes, 27 de marzo de 2012

¿Qué quieres ser cuando seas grande?


¿Qué quieres ser cuando seas grande?

Aquel día, hace muchos años, cuando escuché por primera vez esta pregunta, habré tenido unos siete u ocho años, cursaba el primer año de la primaria y ágilmente, lleno de pasión respondí:
-Quiero ser soldado, policía, bombero o doctor. Al paso del tiempo me enteré que la gran mayoría de los niños de mi generación queríamos ser soldados, policías, bomberos o doctores. ¿Cuántos lo habremos logrado? Los niños de hoy ¿contestarán lo mismo?
¿Qué quieres ser cuando seas grande?
Aquel día, hace un poco menos años, cuando escuché por segunda vez esta pregunta, habré tenido unos catorce o quince años y cursaba algún año de la secundaría y sin pensarlo dos veces, seguro de ser “el elegido” contesté:
-Quiero ser Presidente de México. Era un reto enorme para un muchacho de secundaria y decirlo con la pasión con la que contesté aquella vez sonaba verdaderamente convincente y convencido. Durante muchos años quise ser Presidente de México hasta que poco a poco me fui enterando de que el Presidente de México a pesar de tener la enorme oportunidad de convertirse, en 6 años, en el personaje más amado por 110 millones de personas, pareciera empeñarse en lo contrario.
¿Qué quieres ser cuando seas grande?
Aquel día, hace unos 20 años, cuando escuché por tercera vez esta pregunta, habré tenido unos diez y ocho o diez y nueve años y estaba por ingresar a la universidad y absolutamente convencido de mi decisión resolví:
-Administrador de Empresas. Más allá de ser un legado familiar y un ejemplo que he visto toda mi vida (mi papá es “el mejor Administrador de Empresas del mundo y sus alrededores”) me parecía una profesión que me permitiría trabajar inmediatamente al ingresar a la universidad y salir de ella con buenos años de experiencia. Así lo hice, trabajé y estudié toda la carrera y salí con 5 años de experiencia laborar. Un tesoro que habría de calificar como invaluable durante mi vida profesional.
¿Qué quieres ser cuando seas grande?
Aquel día, hace unos 15 años, cuando escuché por cuarta vez esta pregunta, habré tenido unos veintitrés o veinticuatro años y estaba recién egresado de la universidad, con un trabajo estable y de buen nivel y convencido de poder “comerme al mundo” (de eso estamos convencidos todos los recién egresados) contesté:
Quiero ser Presidente o Director de una multinacional, casarme, tener hijos y viajar por el mundo. Sonaba sencillamente espectacular, el sueño dorado de cualquier “recién egresado” y el objetivo de vida que socialmente nos han puesto como ícono a conseguir. Trabajé como pocos, subí escalones organizacionales, me casé (luego me divorcié), tengo dos hijos maravillosos, soy parte de la dirección de una empresa multinacional y si, ciertamente he viajado por el mundo. ¡Meta alcanzada! ¿O no?
¿Qué quieres ser cuando seas grande?
Aquel día, hace unas cuantas horas, cuando escuché por quinta vez esta pregunta, tengo casi cuarenta años y me siento más vivo que nunca, he descubierto que la vida organizacional no es una meta de vida sino una herramienta para vivir e ir hacia la meta, he entendido que el amor verdadero no es aquel que se firma en un papel sino aquel que se celebra y conquista todos los días cada día, he comprendido que halagar, alegrar y complacer a todo el mundo es absolutamente imposible y que debo solamente preocuparme por hacerme y ser feliz yo mismo cada día, he decidido terminantemente mi respuesta, aquella que me acompañará siempre desde ahora y hasta el final:
Quiero asombrarme, disfrutar, sonreír, gozar, probar, escalar, llorar, entregarme, saborear, soñar, jugar, en fin…
Cuando sea grande… solo quiero ser siempre niño.

"Verás que la felicidad se expande, la sonrisa se vuelve pandémica y la vida se hace mejor."
Un abrazo
Gerardo González Guzmán
@DoktorVakero

viernes, 2 de marzo de 2012

De Seguridades



La seguridad es un tema que nos preocupa y nos ocupa mucho y es evidente que esta revista que tenemos la fortuna de leer cada mes es un gran ejemplo de ello, la Seguridad Industrial como un gran tema empresarial donde la persona, el recurso humano, cobra la mayor importancia posible, cuando el empresario muestra interés en sus colaboradores para mantenerlos sanos y salvos de accidentes, incidentes y malvivientes.

La Seguridad Laboral es otro tema que a nosotros, los trabajadores, nos importa y preocupa todos los días. No me refiero al tema de los accidentes laborales me refiero simplemente al tema de “tener y conservar el empleo”, la seguridad de tener cada semana, catorcena, quincena o mes un sueldo como contraprestación del trabajo hecho como colaborador de una compañía.

Es cierto y de naturaleza humana que ese emolumento nos parecerá siempre poco, precario y abusivo en comparación de “todo” lo que hemos hecho y hacemos por la compañía, siempre lo clasificaremos como injusto y siempre podremos estar molestos con el tema. Pero sin duda podemos contar con la certeza de que cada día de pago recibiremos un salario (justo o no) que paliará nuestras necesidades y mantendrá el flujo de efectivo para que nuestro hogar pueda operar sin sobresaltos o por lo menos con la menor cantidad de ellos.

Conservar el empleo en gran medida es responsabilidad de nosotros mismos, los trabajadores. Claro está que en algunas ocasiones, los famosos recortes de personal y los cierres de empresa, no dependen de nosotros, pero en la mayoría de las ocasiones es totalmente decisión nuestra mantener o no un empleo.

Es cuestión de actitud, es cuestión de hacer lo que nos corresponde y siempre un poco más, es cuestión de seguir las reglas, siempre seguir las reglas aunque estas nos parezcan absurdas. Podremos cuestionarlas y proponer mejoras a las mismas, pero mientras no cambien debemos seguirlas a rajatabla.

En fin, esta, la Seguridad Laboral, tampoco es el tema que quiero comentar el día de hoy. Ni la Seguridad Industrial, ni la Seguridad Laboral toman la menor importancia cuando no tenemos Seguridad Personal, y no me refiero a escoltas o guardaespaldas, me refiero específicamente a la seguridad de saber exactamente quienes somos, cuanto valemos, cuanto aportamos, cuanto compartimos.

Estar seguros de nosotros mismos, con una autoestima clara y definida, sabiendo que siempre, en todo momento, estamos dando lo mejor de nosotros; que siempre estamos buscando mejorar, procurando ser felices y estar siempre insatisfechos con lo logrado para ir cada día más adelante, más arriba. Esa es a La Seguridad Personal a la que me refiero.

Cada uno de nosotros, al ser diferentes por naturaleza, somos invaluables, tenemos capacidades, habilidades y cualidades que nadie más posee. Y no importa aquí la posición jerárquica que tengas en una empresa u organización, lo verdaderamente importante es el juego y aprovechamiento que das de esas habilidades, cualidades y capacidades y la manera en que las pones al servicio de los demás.

Desafortunadamente estamos acostumbrados a escuchar y decirle a alguien todos los días “eres un imbécil”, “no sirves para nada”, “cállate, tú no sabes” y un millar de frases más que de sobra nos sabemos y que solamente sirven para mermar esa Seguridad Personal, para hacer que alguien más se sienta menos y deje de “competir” con nosotros.

Que grande y diferente sería nuestra casa, nuestro lugar de trabajo, nuestro querido México si transformáramos esas frases denigrantes por otras como “ven, te explico mejor”, “no te preocupes, te ayudo para que mañana seas un experto”, “me da gusto tu logro”, “¿cómo puedo colaborar contigo?”, y un millar más que también todos nos sabemos y que tristemente no usamos por miedo a vernos débiles en un mundo cada día más competitivo.

La Seguridad Personal no debe basarse en la manera que pisoteamos y humillamos a los demás, estoy convencido que La Seguridad Personal cobra mayor fuerza cuando compartimos, colaboramos, comunicamos, hacemos equipo, sonreímos y disfrutamos lo que hacemos.

Tú eres la persona más valiosa de este mundo, cada uno de nosotros es (deberíamos serlo) para nosotros mismos la persona más valiosa y maravillosa de este mundo. Tenemos que creerlo, tenemos que estar ciertos de eso y tenemos la obligación de hacer que el mundo lo sepa, no gritándolo irresponsablemente y sin congruencia por todos lados (eso nos convertiría en engreídos) sino de manera colaborativa, con acciones, con ejemplos, con humildad y con la actitud correcta que refleje que realmente tenemos una gran Seguridad Personal.

"Verás que la felicidad se expande, la sonrisa se vuelve pandémica y la vida se hace mejor."
 
Un abrazo
Gerardo González Guzmán
@DoktorVakero
(Publicado en la Revista de marzo 2012 "FH México" de @REFM79)