viernes, 11 de diciembre de 2009

ISHTAR (Una historia real)



Y se sentó ahí, a su izquierda, quizá valga la pena anotar que ella estaba a la derecha de él, de canos cabellos mal acomodados tras una larga jornada de trabajo; un saco gris sport que solo combinaba con su pantalón verde desde su propio punto de vista; nariz aguileña tan grande como si buscara siempre un respiro, un descanso, una fuente de inspiración; bajo el brazo un viejo libro amarillento mal forrado en plástico y un cerro de papeles mal acomodados igual que sus cabellos.

Ella, con no más de 10 años de vida, un par de osos amarillos enmarcando su cabeza señalando hacia arriba e indicando el cariño y esfuerzo que su madre, sentada a su diestra ponía para crearle un futuro envidiable al salir de esa celda temporal, mal oliente y llena de sombras que solamente se transportaban como máquinas, a la defensiva; dentro, todos como yo, de ese monstruo naranja que corre por las entrañas de la tierra.

Ella cargaba ilusiones, sueños, futuro, una bolsa de pan Bimbo y un par de paquetes de cuernitos que serían el premio merecido en el gran final de un buen día de vacaciones.

El cargaba hartazgo, filosofía, cansancio y un paquete de preocupaciones y deudas insalvables incluso tras una vida de labor y sudor diario.

Los miré con interés, como previendo su encuentro, sin que notaran mi presencia; nadie nota la presencia de algún extraño en el hacinamiento digno del campo de concentración que nos lleva y trae todos los días a nuestras playas, a nuestros remansos, yo los vi presintiendo el momento.

Sin motivo aparente él, con voz sombría, quizá por dejar de lado sus preocupaciones se atrevió, no sin medir la mirada protectora y materna que disparaba alertas a no más de un puño de distancia, a preguntar y… ¿cómo te llamas?, pareciera como si la plática llevara, entre dos desconocidos, más de un par de vidas.

Ella volteó con la segunda sonrisa más sincera y blanca que haya visto en mi vida contestando, Ishtar, provocando un silencio en su interlocutor, como memorizando y madurando la información recibida, mientras una curiosidad infinita crecía en mi, quería gritarle a él, pregunta ¿y eso qué significa?, pero él, con más tacto se me adelantó y dijo, “que nombre tan bonito”, preguntando “y, ¿tiene Ishtar, algún mágico significado?”.

Ahora Ishtar nos mostró la sonrisa más sincera y blanca que haya visto en mi vida, como si fueran los más grandes amigos del mundo, quizá en ese momento, él si lo era, la sacó por un rato del hastío del transporte, contestando “si señor” y con enorme orgullo agregó, “Ishtar, es la diosa del amor”.

El solo atino a decir, un par de estaciones después, “ojalá todos viéramos la vida con tu nombre, seríamos más felices”; tras intercambio de miradas de aprobación con su ahora radiante mamá, colocó tiernamente su curtida y cansada mano en la cabeza de ella en señal de admiración y ternura, quizá, por que no, de esperanza.

Llegó el tren a mi destino, salí del caos, una lágrima de alegría rodaba en mi mejilla y una luz se bajó conmigo… gracias Ishtar por estar a nuestra derecha.

Gerardo González Guzmán

jueves, 10 de diciembre de 2009

PRIMER PASO PARA SER FELIZ

Elimina todo lo que te estorba y no te agrega valor.



Imagínate esta escena, estás parado frente a un anaquel lleno de libros, atestado de libros, colocados de manera desordenada en sentido vertical y horizontal en absoluto desorden y sin capacidad de que quepa siquiera una hoja de papel.

Ahora piensa en esta otra, abres el refrigerador de tu casa y prácticamente se caen los alimentos, no cabe nada más, no puedes, fácilmente, encontrar lo que estás buscando; ahora piensa en tu closet, piensa en la cajuela de tu auto, piensa cada uno de los muebles de tu casa, esos rincones que has destinado para guardar cosas, el “cuarto de triques o tiliches” por ejemplo.

Revisa también tu agenda, está totalmente saturada de actividades, quizá unas más productivas que otras, unas más alegres que otras, pero no tienes un solo minuto libre para ti, un solo minuto para buscar actividades nuevas, para reflexionar...?

Ahora quiero preguntarte ¿has tenido la sensación de que en tu vida todo está como ese librero, como ese refrigerador?

Nuestra vida es un gran cajón de emociones que vamos llenando en nuestro andar por el mundo, vamos coleccionando cosas, momentos, personas, sentimientos, actividades, recuerdos; sin darnos cuenta que nos estamos saturando y llegando al punto de no permitirnos experimentar nada nuevo, restándonos la oportunidad de sentir cosas nuevas, y mermando nuestra capacidad de reír.

Regálate un momento para reflexionar ¿qué harías si de pronto tuvieras la mitad de tu closet vacío, la mitad de tu librero vacío, la mitad de tu agenda vacía?, seguramente probarías un nuevo guardarropa, disfrutarías la lectura de nuevas aventuras y encontrarías actividades que has dejado esperando mucho tiempo y nuevos contactos que seguramente te llenarán de nuevas experiencias.

Atrévete a vaciar tus cajones, todos tus cajones, es una ley universal, al vaciar un espacio en tu vida, el universo te regalará nuevas oportunidades de crecimiento y felicidad.

Te recomiendo hacer una lista de todo lo que te estorba y todo lo que te gustaría cambiar; empieza quizá por cosas materiales, ¿qué no te gusta de tu cocina, de tu recámara, de tu sala, de tu comedor, de tu ropa, de tu oficina...? verás que haciendo esta listas poco a poco, casi sin darte cuenta irás logrando cambiar, arreglar o eliminar todo eso que has listado, que te incomoda, que te estorba. Ponte en acción, es verdaderamente reconfortante ver como las cosas se van transformando tal como tu las quieres. Súbete por fin a esa silla y cambia aquel foco que lleva fundido más de tres meses!!!

En segundo lugar lista tus actividades y piensa en todo lo que haces, ¿qué actividades te acercan a tu objetivo de vida, cuales te alejan?; ¿qué te gusta, que no te gusta, que te gustaría hacer que no estás haciendo por hacer lo que haces?. Parece un juego de palabras cierto, pero piensa que es un juego de vida, tu vida, y debes verla como un juego en donde todos, pero sobre todo tú, tiene el derecho y la obligación de ser feliz. Piensa también que si tu no eres feliz, no tienes la oportunidad de hacer felices a los demás. Piensa que, quizá, en la compañía de enfrente tus capacidades pueden ser mejor valoradas!!!

Al final has una lista con tus contactos, esta es la más difícil ya que implica seres humanos, sentimientos y emociones, pero recuerda es tu vida y en ti, solo en ti está la capacidad de hacerla más feliz. Piensa entonces, con esta tercera lista si esas personas te agregan y les agregas valor a sus vidas, recupera y acércate más a aquellos con los que puedas intercambiar valor, cosas positivas, crecimiento pero aléjate de aquellos cuya relación solo ha generado daño y negatividad.

Este no será un proceso fácil y tampoco un proyecto a corto plazo pero te garantizo que “vaciando tus cajones” estarás dando un paso firme y seguro hacia la felicidad, hacia TU FELICIDAD.

Exito!!!

Gerardo González Guzmán


lunes, 7 de diciembre de 2009

EL VIAJE DE MI VIDA

He tenido la fortuna de acumular muchas millas a lo largo de mi vida, tanto a título personal como a título laboral, francamente es un lujo que no tengo como agradecerle a la vida, y no me refiero solamente al tema de las millas por si solas, si no a la cantidad de retratos y estampas que llevo guardadas en la memoria recordándome lugares, sabores, olores, culturas, costumbres, logros y personajes que se han cruzado en mi camino y que me han dado la oportunidad de cruzarme en las suyas explicándome, de a poco, la rica diversidad que nos rodea.

Puedo apostar que todos hemos soñado y gritado al mundo cual sería “El viaje de mi vida” y terminamos apuntando en dirección a Paris, Egipto, un crucero por las Islas Griegas, la Rivera Maya, la Patagónia, el Carnaval de Río, Holanda, Canadá, “cruzar el charco” y un sin fin de destinos que seleccionamos como ese que queremos sea el viaje de nuestras vidas, es más nos atrevemos a seleccionar también a la persona con la que nos gustaría llevarlo a cabo.

Pasamos una vida planeando este viaje, desperdiciando energía en un sueño al que pocos tiene la dicha de llegar, aunque todos tenemos la capacidad y la habilidad para lograrlo. Iniciamos un plan de ahorro, acordamos y agendamos fecha para realizarlo, fecha que se posterga año con año por culpa de cualquier pretexto que en su momento nos resulta prioritario, al final de la vida no pudimos realizar ese anhelado “tour turístico” que juramos “llenará de paz mi alma”.

Lo triste de este asunto es que en el empeño de lograrlo vamos dejando de lado grandes viajes maravillosos que tenemos todos los días, a los que sin aparente esfuerzo podemos acceder cada mañana, cada tarde, cada momento, en cada encuentro; el viaje de conversar con un gran amigo y alzar en vuelo la imaginación hasta el punto de estar convencidos de que hemos arreglado el mundo; el viaje de todas las mañanas cuando en el espejo te encuentras siempre al mejor pasajero del mundo, a ese que te llevará a las aventuras más increíbles de tu vida, a ti mismo; el viaje del desayuno que sabe a dicha, el viaje del saber que nuevamente amaneciste, lleno de vida, con la opción de hacer de ese día algo excepcional.

El viaje increíble de recibir un abrazo de tu hija, de tu familia, de tus amigos, la magia de viajar al provocar en alguien, cada día, una sonrisa; de escuchar tu canción favorita, de recibir una llamada inesperada que simplemente te hace compartir un suspiro de emociones, el viaje de saber, al final del día, que has dado el 110% para que tu mundo funcione y el viaje a los brazos de Morfeo con la tranquilidad del tiempo aprovechado.

En fin, el viaje gozoso, en mi caso, de compartir contigo este viaje para intentar lograr que te atrevas a realizar ese “viaje de tu vida” cada segundo de tu vida.

Por cierto ¿Sabes que rico es estar sentado en un equipal, en una sala de juntas reservada solo para mi, con un rico café, teniendo las ventanas abiertas de par en par con vista al maravilloso verde de los cerros de Oaxaca y acompañarlo (aunque de manera virtual) de una mañanera y reconfortante plática contigo?

Gerardo González Guzmán